Tiempo de lectura: 4 minutos

Por Rolando Gallego

Daniel Mansinelli es el protagonista de La Espera, película de Ingrid Valencic y Celeste Contratti que revela el costado más “quirúrgico” de la caza. Hablamos con las realizadoras para saber más detalles de la propuesta.

-¿Cómo conocieron a Daniel?

-Ingrid Valencic: Durante mi infancia alguien de mi familia decidió vivir en Victorica y a partir de ahí viajar a visitarlo fue algo habitual. Conocí a Daniel como a muchas otras personas que son de la zona, no era particularmente amigo de la familia pero su galpón quedó en mi memoria y supongo que ese es el primer recuerdo de Daniel y el único hasta empezar este proyecto.

-¿Por qué quisieron hacer una película sobre él?

-IV: Al ser un pueblo donde una de sus principales fuentes económicas es la actividad cinegética, para turistas especialmente, es frecuente que las personas ahí lucren con eso, es un negocio. Al comienzo este era el puntapié para investigar, acercarme a ellos, sobre todo a los turistas. Una de las primeras personas a las que contacté empezando a investigar fue Daniel, supongo que por el recuerdo que aún conservaba de ese galpón. Después de algunos viajes compartiendo con él, viéndolo en el monte, conversando durante días de diversos temas, descubrimos que muy probablemente el filtro con el que estaba siendo observado no era el correcto, al menos no parecía ético cuando su forma de cazar estaba muy alejada del comercio.

-Celeste Contratti: Daniel apareció además como un personaje sumamente atractivo. Hay algo en su postura, su vestir, su mirada desde donde uno se ve tentado a construir un prejuicio. Prejuicio que se derrumba inmediatamente cuando uno lo empieza a conocer. Esa dualidad entre lo que muestra y cómo es, sumado al vínculo que tiene con su entorno, creemos era una de las facetas más ricas para retratarlo a él como personaje y construir a partir de ahí una película.

-¿Cómo fue el rodaje y cómo interactuaron con él?

-IV: Empezamos a viajar en las temporadas de brama para pasar tiempo con Daniel en el monte y después de algunos viajes   grabarlo fue perfectamente natural. Cuando grabábamos él se sumergía en su mundo y cuando no, conversamos, exploramos,  dormimos siestas, comimos, es un gran cocinero y pasamos tiempo con su familia. Generamos cierta intimidad que fue posible por ser un equipo reducido, marcado por el tiempo natural y no por el reloj.

-CC: Creo que el rodaje con un equipo técnico conformado por dos personas y un protagonista permitió establecer un vínculo íntimo. En esa intimidad se dieron conversaciones muy interesantes, debates, y por el otro lado apareció el silencio. Pudimos realmente compartir la actividad tal cual él la vive solo en el monte. Encontramos además en ese silencio lo que creemos es lo más interesante cinematográficamente hablando que es el monte como paisaje visual y sonoro. La naturaleza aparece cuando nos detenemos y observamos y encontramos ahí una riqueza que intentamos plasmar en la película para que el espectador no sólo problematice el tema sino se traslade por al menos una hora a ese lugar. Esa distancia espacial es para mí también una distancia temporal con la cacería como actividad. Aquella cacería con la que los humanos empezaron a alimentarse de los animales está demasiado lejos de lo que hoy es la cadena industrial de la carne. Daniel representa entonces una forma de vivir esa actividad que se fue perdiendo con el paso del tiempo.

-A lo largo del relato manifiesta su posición frente a determinadas cuestiones, “máximas” que para él son mandamientos ¿cómo era estar ahí filmando y continuar con el trabajo evitando que interfirieran sus sensaciones?

-IV: Durante algunos años la película no fue pensada con entrevista, pretendía ser sólo un trabajo de observación, no iban a haber máximas, ni mandamientos. Con el tiempo creímos importante que él diera su propia opinión sobre la cacería y ese fue el último viaje donde lo retratamos, la entrevista. La zona venía de incendios tras incendios, el mismo monte que habíamos caminado era negro, apenas se escuchaban animales o insectos, habían silenciado a uno de nuestros protagonistas, la naturaleza. De modo que darle voz a él fue importante, escucharlo en contraste con el entorno quemado me hizo más consciente de lo que decía.

-CC: En lo personal además soy vegetariana desde hace 17 años. Daniel fue una de las personas más respetuosas respecto de mi alimentación. Cuando lo conocimos en profundidad entendí su lógica y su conexión con el entorno. Creo que no hay forma de evitar las sensaciones y la película termina siendo la síntesis de lo vivido en esa porción de tiempo por los tres. Por eso la idea era construir un recorrido, del prejuicio a la escucha, de la condena a la apertura a la pregunta. En definitiva quisiéramos que esa pregunta final sea la que se traslade al espectador. La pregunta por su conexión con el entorno y con su propia forma de relacionarse con el consumo de carne.

-¿El vio la película? ¿Qué devolución les hizo?

-IV: Daniel es un hombre humilde, creo que accedió a hacer esta película intentando mostrar otras formas de cacería y no por verse protagonista de nada. Tuvo palabras de agradecimiento, nos felicita cada vez que es proyectada y nos desea mucha suerte en futuros proyectos. Se comporta con nosotras más como una figura paterna que como un cazador.

-¿Dividieron tareas durante el rodaje?

-IV: Nos conocimos haciendo proyectos por encargo, ella hacía sonido y yo dirección y fotografía. Con los años quisimos hacer nuestros propios proyectos y cada una puso su experiencia en eso. En los rodajes de las dos películas que hicimos juntas nos manejamos de ese modo. Ambas dirigimos mientras una hace sonido y la otra hace cámara.

-La película viene de estar en varios festivales y muestras ¿expectativas con el estreno comercial?

-CC: El encuentro con el público en los festivales nos mostró que hay algo en la película que funciona. Hay algo que se traslada al espectador y lo ubica en un lugar activo, reflexivo sobre su propia experiencia.  Con eso ya nos vamos contentas, era nuestra mayor expectativa. Del estreno comercial esperamos poder llegar a una mayor cantidad de público y estar presentes en el debate posterior, el debate al que da pie el visionado. Creemos que la película no es conclusiva en sí misma sino que se completa con ese diálogo, se amplía con los puntos de vista y las experiencias de los espectadores.

-¿Están trabajando en algún nuevo proyecto? ¿Juntas? ¿Por separado?

-CC: Actualmente estamos trabajando en varias líneas de proyectos documentales y una ficción que nace de una historia de vida propia. Cada una lleva su tiempo y son procesos largos todos. Nos seguimos interesando por las personas reales, sus matices y la idea de traerle al espectador nuevos interrogantes.

Compartir en: