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Por Rolando Gallego

Mercedes Laborde dirige «El año del león», protagonizada por Lorena Vega y Malena Moirón.

El film recorre el camino que hace una mujer recientemente viuda y la hija de su pareja mientras el duelo las separa pero también las une. Para conocer más en detalle aspectos del proyecto nos reunimos con las actrices protagonistas, Vega y Moirón.

Hablamos con la directora y protagonistas para conocer más detalles de esta película que se estrena en TV PUBLICA el jueves 23 de abril a las 22 horas.

¿Qué cosas hicieron para que el vínculo se vea tan vívido?

Lorena: Es un proyecto que la directora tiene hace mucho tiempo, como todas las películas argentinas, hay mucho proceso antes que la película, me contactó, antes que ganar un concurso, y me dijo que quería que estuviera. Bastante antes del rodaje nos reunimos, hubo varias etapas y fue un proceso de decantación para que sucediera lo que sucedió. Hubo una entrega de las dos a trabajar juntas, no había ruido en eso, estábamos conectadas, con ganas de hacerlo, era una experiencia jugada, un desafío, teníamos hacer algo de mucha intensidad sin hablar de eso, desde otros lugares.

Tu personaje es encantador, pero también uno podría odiarlo, corriéndote un poco todo sería distinto…

Lorena: Si, ahí Mecha ha sido clave, siempre ajustando, haciendo un pulido fino, viendo hasta dónde podíamos.

Malena: Yo siento que los ensayos fueron claves, pudimos tomar confianza y conocernos más para trabajar juntas.

¿Qué no reconocés tuyo en el personaje?

Malena: Siento que no tiene tanto carácter como yo, es más sutil, no puede expresarse, yo soy mucho más carácter, pero tengo mucho de ella.

Lorena: Lucía está en un momento muy particular, de inflexión, de giro, ha muerto su padre y tiene una manera de proceder sorpresiva, está en una edad bisagra, en una preadolescencia, muere su padre, le dicen que la casa ya no es, un montón de cosas que la desajustan.

El vínculo que tienen las va a ayudar a llevar adelante el momento de duelo

Lorena: Flavia está empezando a cerrar algo, y hay una construcción previa que se hizo y que no se termina, cree que la relación con lucía la tiene que terminar, pero es difícil. Las muertes y las pérdidas en la vida de uno son desconocidas, y Flavia se enfrenta a eso desde su punto de vista.

¿Qué fue complicado rodar? ¿Qué lo más fácil?

Malena: Las escenas de carácter me salen fácil.

¿Qué es lo que más te gusta de hacer cine?

Malena: Todo, pero lo más la hora de rodar, los ensayos me parecen pesados, pero a la hora de grabar me siento muy bien.

Lorena: A la hora de esperar se te veía bien.

¿Cómo te contuviste en la actuación?

Lorena: Pienso que tiene que ver con varias cosas, sin dudas la propuesta y el guion de Mercedes, a mí me gusta la actuación de composición, de transformación, y en cada uno de los trabajos que hago estoy muy diferentes, algunos requieren que toque en determinada nota, pero siento la satisfacción de que en cada trabajo me propongo algo distinto, era un desafío que quería hacer. Conectar con el personaje y la historia y mucho escuchar a Mercedes y entender y escucharla a ella, porque para mí tiene el tono de Flavia, ella es camarógrafa y foquista, y el equipo tenía roles centrales ocupados con amigos. Todo el clima del rodaje, muy prolijo, no nos pasábamos de horarios, esa respiración en el set, más la consigna de Mecha, la situación de duelo, de no entender cómo se pasa ahora, interpretar algo diferente, mi conciencia de entender que en la pantalla hay que tener otra emotividad, porque narro pero en realidad lo hace la cámara, la distancia, el color, y hay que estar en sintonía con esto, tenía mucho estímulo para ubicarme en otro lugar y como atractivo me resultaba  absolutamente desafiante y atractivo de ponerme en otro lugar.

ENTREVISTA A MERCEDES LABORDE

¿Cómo surge la historia de “El año del León?

Tenía interés en escribir sobre el duelo, y desde lugares distintos, por eso el personaje de la niña. De las situaciones sorpresivas de la vida que te sacan de la rutina emocional.

¿Cómo seleccionaste al elenco?

La mayoría del elenco fue por verlos en teatro. Siempre busqué la naturalidad y que la figura de actor quedara desdibujada. Lorena Vega me impactó en una obra, y si bien era completamente distinto al rol de la película, percibí que tenía una fuerza y unos matices que eran necesarios para el personaje de Flavia. Malena Moirón fue elegida a través de un casting realizado por María Laura Berch y cuando la vi en la primera prueba me emocionó.  Lo que más que sedujo es que para ella actuar es un juego y que lograba separar fácilmente la niña triste del personaje de su realidad.

La casa es otro de los protagonistas, ¿fue difícil el scouting?

Si, porque teníamos un presupuesto muy justo y necesitábamos una casa grande para que todo el equipo pudiera trabajar con comodidad. Entonces alquilamos una casa con jardín, y con un piso de arriba y con Sebastián Roses lo fuimos adaptando para que pareciera una casa pequeña o PH. Evitamos escaleras que den sensación de grandeza y él ideó un patio con un tapón en lugar de dejar a la vista el jardín.

¿Cómo fue el trabajo con los actores, teniendo en cuenta la disparidad de experiencia de las protagonistas y el registro que tienen en la película?

Tuvimos muchos ensayos previos, con todos los actores. Pero lo que más trabajé fue el vínculo de Flavia y Lucía. Tenía poco tiempo de rodaje con Malena por la escolaridad de ella, y todo lo que pudiéramos adelantar en la previa fue clave. Si bien es un niña, tiene bastante experiencia y se interesa en su trabajo. Logró esa dulzura triste que puede mutar en segundos a un enojo preadolescente. Con Lorena trabajamos mucho el año del personaje y su duelo y como iba mutando, cada escena que filmábamos prestamos atención a conciencia de dónde veníamos y a dónde íbamos. Julieta Vallina igual, tiene una presencia que me encanta.  El resto del elenco, son actores a los que admiro y que completaron ese mundo naturalista que soñé. Con todos tuve charlas previas de la narrativa que quería lograr, de los tiempos, de la simpleza, les pedí que vieran películas que para mí eran referencias de actuación. Para mí, fue un trabajo hermoso, aunque con algunos sólo fue charlar en un café un par de horas, entendieron lo que quería.

La película propone un viaje hacia el universo del duelo de cada una de las protagonistas ¿Cómo fueron surgiendo las ideas sobre esto?

Los tres duelos son completamente distintos… La mujer que necesita olvidar para seguir adelante… la niña que teme olvidar… y la ex mujer que si bien ya no tiene vínculo emocional la ausencia de León la deja sola en lo que respecta a la vida de su hija. Y a su vez, la interacción de estos personajes y sus duelos.

¿Cómo fue el paso de estar detrás de cámara haciendo lo que los demás indicaban a dar las indicaciones?

Fue hermoso, estuve rodeada de colegas y amigos súper profesionales y me dieron la absoluta tranquilidad para poder delegar. Y en los momentos de duda, estaban ahí para ayudarme a encontrar el camino. Creo que lo más desconocido y lo más difícil para mí fue la previa y la post, porque son momentos en los que no suelo estar, pero también disfruté mucho esas instancias.

¿Qué cosas sentiste que te faltaban a la hora de dirigir?

En ese momento, sentí siempre falta de tiempo, no poder probar distintos matices en las retomas por ejemplo. Y ahora con el tiempo, me doy cuenta que podría haberme jugado un poco más probando cosas, con los actores sobre todo. Y confieso que muchas veces me sentía muy expuesta por que soy un persona algo tímida y me faltaba esa expresión corporal o verbal que puede servir para transmitir indicaciones al elenco, pero bueno… creo que me defendí muy bien para ser mi primer largometraje.

El film reflexiona sobre los vínculos, principalmente aquellos que no existen en un papel ¿por qué crees que no hay más historias con esta temática o problemática?

Para mi los vínculos familiares son los más ricos para contar. Me apasionan. Y justamente me atrajo contar esas relaciones no convencionales, que me parece que cada vez son más cotidianas ahora en el mundo moderno… pero por otro lado, todavía estamos acostumbrados a ciertos mandatos que cumplir y reglas.

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