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Por Rolando Gallego

Oppenheimmer, de Christopher Nolan, con eje en Julius Robert Oppenheimer, un genio de la física, creador de la bomba atómica, que luego fuera utilizada en los ataques de Hiroshima y Nagasaki a finales de la Segunda Guerra Mundial ya se puede ver en cines.

La película es una obra descomunal, de tres horas, inspirada en el libro Prometeo Americano, de Kai Bird y Martin Sherwin, que indaga en la conciencia de Oppenheimer convirtiéndose en la imperfecta mirada sobre un hombre que entendió muy tarde el daño que provocó a la humanidad. Megalómano, mujeriego, neurótico, Oppy (Cillian Murphy) fue una figura controversial para el statu quo político y militar americano, pero también para la sociedad de ese entonces y Nolan desarrolla el relato dividiendo en dos etapas claves la propuesta.

Oppenheimer muestra los inicios del físico hasta convertirse en la figura clave de El proyecto Manhattan, para luego, alternadamente, mostrar el juicio que se le realizó por coquetear con el comunismo y las “venganzas” por parte de allegados que lo querían de chivo expiatorio para purgar culpas.

Si bien por momentos es muy discursiva, la habilidad de Nolan por hacer volar su relato con imágenes disruptivas, se debe también a la participación clave de actores y actrices como Emily Blunt (impecable), Matt Damon o Rami Malek, quienes aprovechan cada escena para lucirse.

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