
Por Rolando Gallego

Dos mujeres, completamente diferentes entre sí, luchan por mantenerse tranquilas en la previa a lo que se supone que será una noche de disfrute y deseo, pero con el correr de los minutos y la ausencia de aquel que se espera, todo se embarulla y tensa.
En Somos las dos, de Emilia Herbst, las brillantes y siempre precisas Lorena Vega y Valeria Lois, se reencuentran en esta película demostrando, una vez más, su habilidad para la comedia, desnudando su costado más salvaje y feroz para gritarse a la cara cosas que nunca habían salido de sus bocas.
El guion de Javier Daulte juega con los contrastes entre ambas y propone un lúdico juego en el que el espectador deberá decidir si justamente son dos los personajes o uno escindido que se anima, en cada polo, a decir aquello indecible, que en la convivencia, silenciosamente y por acumulación, terminarán por explotar frente a sus caras antes de la llegada dle invitado.
«Quiero un poco de cascabel en el cuerpo» dice una, mientras la otra reprime el exceso de perfume para el juego de seduccion que se puso la otra. Una dinámica potente habilita el querer ver más de estas luchadoras de catch que tendrán como cuadrilátero el living de una casa quedada en el tiempo con un LP de Julio Iglesias como altar de sus deseos.
Brillante ejercicio de estilo que se apoya en las notables performances de la dupla protagónica y que termina por construir un reflejo de la vida moderna, que, en la rutina y el devenir laborar configura una síntesis feroz de los vínculos y la psiquis humana.