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Por Marcelo Cafferata

EL LEGADO

de Rodrigo Demirjian

Artes y Oficios

Jorge Demirjian (fallecido en 2018 a los 86 años) ha sido un artista que si bien no estuvo enrolado directamente en el movimiento neofigurativo, fue contemporáneo de Luis Felipe Noé o Antonio Seguí, vacado en los años ’60 se radicó en Milán y luego en Paris y si bien su obra se encuentra en muchos museos importantes alrededor del mundo (Nueva York, Texas, Bogotá, Paris) nunca renunció a sus raíces y como hijo de inmigrantes armenios tuvo su última muestra en el Espacio Cultural de la Asociación Cultural Armenia con “Formas dulces y sentimentales”.

EL LEGADO” habla justamente del viaje –tanto físico como interior- que realiza su hijo Rodrigo, director del documental, para arribar a Buenos Aires y hacerse cargo de lidiar con la herencia de su padre, entre la que se contaban más de dos mil obras. Quizás su obra como artista sea sólo una de las aristas de este proceso de duelo que atraviesa la familia, ya que además de sus pinturas y su legado artístico aparecen otros elementos que disparan recuerdos.

Allí está su biblioteca con aquellos libros con los que Rodrigo establecía puntos de contacto y de disidencia con su padre, recuerda el cine y las películas con las que mantenían apasionadas discusiones así como también la música que su padre consumía que planteaba las irreconciliables diferencias generacionales. Rodrigo confiesa “mi papá era muy grande cuando nosotros (su hermana y él) éramos jóvenes”. Esa imagen de figura pública admirada por todos sus alumnos y por quienes lo tomaban como referente,  pero que a puertas adentro, no había logrado establecer la misma conexión con su hijo.

Volver a Buenos Aires para gestionar toda la obra de su padre, lo vuelve a conectar con ese universo complejo en el que interviene tanto la cotidianidad más simple como las cuestiones más profundas y existenciales al revisar toda la relación con su padre y revisitar algunos audios con conversaciones que habían mantenido en donde se pone en evidencia una relación nada simple de abordar.

Hay un legado artístico indiscutible, pero también hay un legado personal, que queda tanto en los recuerdos como en el ADN propio y el familiar que marca el presente de Rodrigo que es sobre el cual más se impone la reflexión.

Inclusive, con esa imagen de su padre que tiene una fuerte presencia en su “ahora”, Rodrigo comienza a plantearse el tema de su propia paternidad y la posibilidad de paternar, un proyecto que parece estar completamente teñido por este proceso de deconstrucción del vínculo con su padre, que es el vector fundamental del documental dejando casi de lado el importante legado artístico que deja Jorge.

Desde la dirección, Rodrigo sabe distribuir el material con el que cuenta (entrevistas, imágenes de archivo, escena de la vida familiar, conocedores de la obra de su padre y famosos galeristas) para entrelazar el relato familiar y personal, con la vasta obra que deja su padre. Poner en primer plano los audios con su voz permite jugar a un diálogo con el pasado y reflexionar no solo sobre el arte, sino también sobre una postura de vida.

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