
Por Marcelo Cafferata

ARTURO A LOS 30
de Martín Shanly
Competencia Oficial Argentina
Luego de su trabajo anterior “Juana a los 12” (2016, que también había participado del BAFICI) ahora es el momento de presentarnos como protagonista absoluto de esta historia a Arturo, un hombre pasados los 30 que cuenta con mucho humor su propia historia. El tránsito por diversas anécdotas tragicómicas, en las que se va resaltando su perfil de antihéroe en medio de la crisis de los 30, construye una comedia de situaciones que se narra en un orden no-cronológico que favorece el juego del ida y vuelta de acontecimientos sumamente particulares.
Esta decisión de no narrar la historia cronológicamente es uno de los grandes aciertos de Shanly no sólo porque al volver narrativamente al pasado, deja suspendido al presente creando ese suspenso necesario para querer saber cómo sigue la historia, sino que permite explicar en esos flashbacks, las causas que generaron lo que ahora vemos como consecuencias. Tomando como punto de partida una libreta / diario de escritura, el artificio narrativo elegido nos permite hojear ese libro y meternos en sus páginas sin respetar necesariamente ningún orden.
También la forma en que elige contar la historia, parado en la primera persona que nos mete de lleno en la idiosincrasia y los sentimientos del personaje principal, facilita que el espectador empatice con todo lo que le va a ocurrir comenzando porque el relato abre confesionalmente con “les voy a contar el peor día de mi vida”.
Partiendo de lo sucedido en el casamiento de la que en algún momento fuera su mejor amiga, comienzan a abrirse micro relatos sobre situaciones de su presente y de su pasado, sin perder en ningún momento la comicidad como eje rector del relato, sin perder nunca de vista lo que le sucede al personaje y contenerlo en su mundo emocional, muchas veces, desbordante.
Shanly se convierte en el hombre orquesta de esta producción dirigiendo, elaborando el guion y protagonizando “ARTURO A LOS 30”, logrando lucirse en todos los campos. Desde un guion veloz y que esquiva los lugares comunes se permite abordar temas tan disímiles como el atravesamiento de las crisis personales, el impacto de la pandemia, los vínculos familiares (es interesante ver los puntos de unión o de confrontación que se presentan con su hermana más cómo ha impactado la muerte de su hermano en toda la familia –ex cuñada inclusive-) y también se da el tiempo para atravesar temáticas muy actuales como las identidades y diversidades sexuales (en el personaje de una amiga de Arturo, que ahora es varón y emprenden un viaje al Sur para visitar a su madre).
Arturo narra al ritmo de su neurosis, mientras nosotros lo acompañamos entre situaciones caóticas y disparatadas que hacen aparecer una sonrisa, sin perder de vista la emocionalidad y la sensibilidad de su mundo interior, del que a pesar del ritmo de comedia, jamás perderemos contacto, porque es justamente el punto de referencia sobre el que Shanly se para darle dignidad a su personaje y compartirnos su historia.