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Por Marcelo Cafferata

«Lo peor no fue la situación vivida, sino todo lo que vino después. Pero llegado este momento, puedo asegurar que valió la pena y poco a poco voy recuperando el timón de mi vida. Gracias por no haberme dejado sola”.

Primer mensaje público de la víctima ante el Dictamen del tribunal

Nelson Valente, reconocido dramaturgo y docente, director del éxito del off que se instaló luego en el Teatro Picadero “El loco y la camisa” y de otras creaciones como “Sólo llamé para decirte que te amo” “Casa Bombón Teatro – Limbo Regina” o “La mujer que soy” explora ahora una nueva forma de expresión teatral que da a conocer como TEATRO DOCUMENTAL.

JAURIA” entonces tiene como principal objetivo el de visibilizar en el escenario y sumar una voz más, sobre los sucesos acontecidos durante la fiesta de San Fermín en Julio de 2016, donde uno de los cinco amigos del grupo autodenominado “La Manada” se cruza en el centro de Pamplona con una joven de 18 años y se ofrece a acompañarla a su auto que estaba estacionado en las afueras de la ciudad.

Nada sale como ella había pensado y en el camino uno de los amigos accede al palier de un edificio e invita al resto a ingresar, entre todos toman a la joven por la fuerza y la violan grupalmente. No contentos con las atrocidades cometidas y abusos múltiples, los jóvenes grabaron todo lo ocurrido en un video y la abandonaron, desnuda y tirada en el piso, llevándose inclusive el celular de la joven, que fue encontrada en completo estado de shock por una pareja que denunció el hecho ante la policía.

JAURÍA” no recrea los hechos sino que los reconstruye casi textualmente a partir de las transcripciones del juicio que fue llevado a cabo entre 2017 y 2019 y en el cual los agresores terminaron condenados después de un resonado proceso mediático que, poco a poco, se fue convirtiendo en un emblema de la lucha feminista, con la presencia en las calles de miles de hombres y mujeres clamando por justicia.

Los testimonios reales de la víctima y de sus agresores, son el andamiaje necesario para instalar una interesante reflexión sobre cómo los procesos judiciales vuelven a posar la lupa sobre la denunciante, re victimizándola y generando nuevas situaciones de abuso a medida que se piden detalles y pormenores de los hechos.

La obsesiva indagación sobre si la víctima estaba o no alcoholizada, o inclusive, sobre los límites de un supuesto consentimiento o la resistencia que ofreció (o no) la joven frente a estos hechos aberrantes, pone el dedo acusador en el lugar equivocado, alterando permanentemente los límites entre víctimas y victimarios.

Son varios y potentes los puntos de reflexión a los que invita la puesta de “JAURÍA” en donde se propone una construcción de una nueva visión de la masculinidad frente a los derechos de la mujer, la que justamente se encuentra atravesando profundos cambios culturales. Al mismo tiempo, la proximidad de estos hechos en el tiempo, hace pensar el largo e intenso camino que aún queda por recorrer en torno a estas situaciones donde la justicia, muchas veces, por error u omisión, no actúa en forma diligente y precisa para que este tipo de hechos no vuelvan a repetirse.

El diseño escenográfico de Rodrigo González Garillo plantea, a través de un dispositivo sencillo, la posibilidad de que un mismo lugar sea reinterpretado de acuerdo a las diferentes situaciones, transformándose en diferentes espacios,  apoyado por el diseño de luces de Gonzalo Córdova, en otro trabajo de excelencia.

La puesta de Valente se refuerza en un tono áspero, que no se regodea en los detalles morbosos pero que los expone secamente, enfrentando al espectador a la violencia de los hechos y las palabras, de los testimonios y de la reconstrucción de lo ocurrido, sin ningún tipo de artificio adicional, más que la realidad tal como fue contada por los propios protagonistas, potenciando al máximo este aspecto documental de la propuesta.

Cuenta, por otra parte, con un notable elenco que deja absolutamente todo en el escenario. Con parlamentos complejos y que necesitan del timing exacto y de una extrema precisión en el vocabulario, el grupo de actores que encarna a La Manada, se presenta como un equipo compacto, completamente sin fisuras y con trabajos notables de los ya consagrados Martín Slipak y Gastón Cocchiarale, acompañados por Julián Ponce Campos (a quien disfrutamos en el particular Hamlet de “Ojalá las paredes gritaran”) con Lucas Crespi y Gustavo Pardi completando el quinteto.

La víctima, a cargo de una impecable Vanesa González, se construye sin golpes bajos ni manipulaciones, lo que hace más impactante aún su entrega en escena con un notable desdoblamiento cuando tiene a su cargo el rol de la fiscal del caso.

La puesta fomenta un ámbito propicio para que cada espectador pueda bucear en sus prejuicios, en su postura personal, en los vaivenes que presenta la justicia cuando aparecen las múltiples miradas sobre un mismo hecho y reflexione sobre la búsqueda de la verdad y la reparación.  

Nelson Valente desde la dirección, genera un hecho teatral de tal naturaleza que se hace imposible ver “JAURIA” sin salir profundamente modificado.

JAURIA

de Jordi Casanovas en versión de Juan Ignacio Fernández

dirección: Nelson Valente

Con Vanesa González – Martín Slipak – Gastón Cocchiarale – Julián Ponce Campos – Gustavo Pardi y Lucas Crespi.

Teatro Picadero – Pasaje Enrique Santos Discépolo 1857

Jueves, Viernes y Sábados a las 20 horas

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