Por Rolando Gallego.
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¿Cómo te sentís estando del otro lado de la cámara?
Lo que cambia es la perspectiva, me di cuenta que es difícil, a veces en el lugar del periodista uno busca la respuesta más clara de quien entrevistas, pero pienso que es complicado desde este lugar responder. Hay cosas que uno no tiene pensadas del todo,
a nivel organizativo hay muchas cosas iguales.
De la teoría a la práctica ¿sentiste que te faltó algo en el rodaje?
Lo que me sucedió es que quizás hay como cierta idiosincrasia de filmar más improvisadamente y que se vaya generando en el montaje más la película, y veía que eso es un error común, el no tener guion y gracias a Santiago Balestra que me asesoró en ese punto, narrar algo básico para que entretenga al espectador, fue un gran punto. Con él desarrollamos un guion, que fue variando de acuerdo a los testimonios, con una hipótesis que no varió. El documental surgió con una estructura de siete capítulos, uno por temática, y como era un homenaje nos inspiramos en el Requiem de Mozart y luego
nos dimos cuenta de cambiarlo porque la película fluía, a pesar del abismo entre la teoría y la práctica, todo el tiempo uno va aprendiendo.
¿Fue largo el proceso de edición?
Con el guion tuve un recorte sobre lo que la película aportaba, en los
testimonios yo dejaba hablar, pero cuando decían cosas que aportaban a la idea hacía un recorte y en el trabajo de edición resaltaba eso. El proceso fue más corto que el rodaje pero fue muy trabajoso. El primer acto lo teníamos desde marzo de 2015, luego hicimos en julio un primer armado para inscribirnos a Mar
Del Plata y en agosto nos apuramos aún sin saber si habíamos quedado.
El sonido es muy importante en la película ¿cómo trabajaste el mismo?
Tuve la suerte de contar con Manuel Pinto, que fue el sonidista de Aniceto (2008), y de alguna forma terminamos con el mismo equipo de sonido de esa película. Se escucha muy bien.
¿Cómo pensaste a los entrevistados? ¿Tuviste alguna «figurita» difícil?
Hubo algunas ausencias, pero en algún punto se pensó la película sin
algunos testimonios, pero nunca se me ocurrió que no hubiese muchos.