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Por Marcelo Cafferata

Gerardo Otero (actor de una vasta trayectoria teatral del que recordamos “TebasLand” “La Ira de Narciso” “Tribus” o “Red”) parece destinado a protagonizar en el cine proyectos atípicos. Primero fue su gran protagónico en “La casa del Eco” y ahora es el turno de “QUE TODO SE DETENGA” que adapta la novela corta de Gonzalo Unamuno, en donde Otero personifica al escritor freelance Germán Baraja, en un rol complejo y exigente que le permite lucirse con una fuerte presencia en la pantalla.

Partiendo de un texto desprolijo, cruel y perturbador, el nuevo trabajo de Juan Baldana respeta ese universo caótico y pleno de pulsión de muerte para construir una historia narrada “en reversa” donde primero aparecen los sucesos del Domingo, para dar paso a lo sucedido el sábado y finalmente cerrar el relato con lo acontecido el día viernes.

Como una especie de “Irreversible” de Gaspar Noé que también rompe con la narración temporal clásica, nos sumergimos en la vida de Germán, ahogándonos en sus frustraciones, tensiones con su hermana por el delicado estado de salud de su madre, una novia a la que no puede recuperar y el fantasma de la adicción acosándolo bien de cerca con una necesidad casi permanente de consumir cocaína.

Respetando la pluma de Unamuno, el texto dispara frases directas, vulgares, sin tabúes ni eufemismos, se va construyendo un clima de tensión sexual con mucha adrenalina, momentos de sordidez y promiscuidad, instalándose en un registro que no es fácil de conducir y que Baldana maneja con trazo firme.

Completan el equipo Luis Ziembrowski y Claudio Tolcachir con participaciones de María Canale y Alan Sabbagh, aunque dentro del elenco es Otero quien representa la figura excluyente de “QUE TODO SE DETENGA” logrando sortear con todo su talento, el retrato de un personaje oscuro, residual, que quizás represente y sea el fiel reflejo de toda una generación.

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