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Por Marcelo Caferatta

Lucía Vasallo y Meritxell Colell, directoras y protagonistas de la propuesta, ponen en valor el mecanismo de las líneas escritas, del peso de las palabras y de lo literario, para narrar su historia de amistad que tiene múltiples puntos de contacto, más allá de que ambas, obviamente, tienen un claro amor por el cine.

En el verano de 2015 Lucía intenta ser turista y extranjera en la propia Buenos Aires, frente al regreso –no tan deseado- a su ciudad. Atrás queda su experiencia en Barcelona y comenzará a vincularse con Mertixell a través de esas cartas, mezclando las palabras con imágenes, prescindiendo en buena parte de la película, de cualquier artificio musical o de sonido que acompañe, modificando el típico recurso de la voz en off por una serie de imágenes con diferentes texturas y matices que van ilustrando los distintos fragmentos de las cartas que han elegido y aparecen impresas en la pantalla.

Aparecen las mudanzas, los objetos encontrados que van reconstruyendo los recuerdos –que pueden ir desde boletines de calificaciones que guardó obsesivamente una de sus madres hasta posters de películas famosas o una alfombra que ya no queda bien en el cuarto y se arranca para cambiar el ambiente- y, casi sin proponérselo, también estará presente, paulatinamente, el inexorable paso del tiempo y los cambios que fueron surgiendo en cada una de sus vidas, en su entorno familiar y en cierto modo, también en sus ciudades.

TRANSOCEANICAS” rescata el tono confidencial e íntimo de las cartas, lo profundo de los sentimientos que se vuelcan (volcaban?) en el papel y ese diálogo que se marcaba con un tiempo diferente a la inmediatez de las comunicaciones de hoy en día. A modo de diario íntimo, de registro de “viaje”, de bitácora, ambas usan las palabras, la poesía, las imágenes en movimiento para expresar todo lo sucedido en ese vínculo que no sólo se mantuvo sino que se profundizó y creció a lo largo del tiempo.

Las directoras  se permiten jugar con la pantalla como un lienzo en donde expresar diversas emociones, momentos vividos, un nuevo registro documental y rindiendo, al mismo tiempo, un homenaje a esa pasión por el cine –que sigue apareciendo como pulsión vital a pesar de los impedimentos, de los recortes presupuestarios, de subsidios que se comen por las variaciones del tipo de cambio o de problemas de producción que generan ese stress adicional que significa ponerse detrás de la cámara- que es el gran punto de unión para esta amistad que desafió las fronteras, y no sólo se sobrepuso al paso del tiempo sino que dio pie a esta hermosa experiencia que hoy comparten en forma de canto al cine que tanto aman / amamos.

Viernes 11/06 16 horas / Disponible en la Festival Scope por 48 horas

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