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Por Marcelo Cafferata.

El estreno de esta semana en www.cine.ar/play forma parte de las producciones argentinas realizadas con Brasil, de las que por ejemplo ya hemos podido ver “Viaje Inesperado” de Juan Jose Jusid con Pablo Rago y Cecilia Dopazo o “Happy Hour” con Pablo Echarri y Letícia Sabatella.

Es ahora el turno de “LA CHANCHA” de Franco Verdoia, director cordobés que filma por primera vez en solitario después de sus filmes “Chile 672” y “La Vida Después” (codirigidos con Pablo Bardauil) y que marca una diferencia de calidad notable respecto de las mencionadas coproducciones, con un relato que equilibra en partes iguales y dosifica perfectamente el drama y el thriller psicológico.

Pablo (Esteban Meloni) que actualmente vive en Brasil con su esposa Raquel y su hijo Joao, decide hacer un descanso, tomarse unas vacaciones familiares y la geografía elegida para ese momento de placer, son los paisajes cordobeses que tanto recuerda de su niñez y que es una forma de volver a su pueblo y mostrarle esos lugares tan entrañables a su familia.

Apenas llegados a un pequeño albergue de las sierras cordobesas -cerca de La Cumbre y  Villa Carlos Paz-, en una de las caminatas con su hijo, ven en un chiquero una imagen con unos cerdos que se presenta de una forma inquietante y extrañamente perturbadora, y que será el disparador inicial de un conflicto que en principio desconocemos, pero que obviamente, está relacionado a algún hecho que Pablo ha vivido en su pasado.

Mientras esta imagen va quedando en suspenso como pieza inicial de un pequeño rompecabezas que Verdoia nos invitará a rearmarlo delicadamente como espectadores, un encuentro posterior con una pareja que se vincula con su familia durante las vacaciones (Gabriel Goity y Gladys Florimonte), desencadenará finalmente, el verdadero epicentro del conflicto.

En este viaje, Pablo sale al reencuentro con su pasado: ha planificado unas vacaciones para volver a esos lugares tan importantes de su infancia y de su vida, esta vez para compartirlos junto a su familia. No por casualidad, este particular e impactante encuentro lo obligará a emprender también un viaje hacia los lugares más oscuros de su niñez y volver, casi sin quererlo, a un trauma infantil que parecía tener olvidado: un pasado que vuelve con la potencia que traen los recuerdos, los hechos que nos marcaron y esa posibilidad de volver a recorrerlos ya con otra mirada, con otra distancia, con otros recursos que permitan intentar aceptarlo y retomar el control.  

En un relato que el propio Verdoia confiesa como biográfico y personal, “LA CHANCHA” maneja perfectamente ese clima de tensión creciente entre los protagonistas, sin develar claramente, al mismo tiempo,  lo que puntualmente ha sucedido sin perder en ningún momento el eje central del relato mostrando el impacto que significa esta experiencia, aún hoy, en Pablo, La fuerza arrolladora con que el pasado vuelve a hacerse presente, despertando sus zonas más vulnerables y volviendo a mostrarle esos nudos tan difíciles de deshacer.

Si bien indudablemente uno de los mayores aciertos es un guion que va generando la tensión de un ambiente enrarecido al mismo tiempo que se interna en las zonas más grises del personaje, el otro gran logro que tiene “LA CHANCHA” es contar con un elenco impecable.

Raquel Karro es la esposa que trata de ayudar y entender lo que sucede y de dar contención frente a un suceso absolutamente inesperado y de la pareja de turistas que componen Gabriel Goity y Gladys Florimonte, es imposible no quedar sorprendido por el perfecto trabajo de Florimonte, que se merecía un papel en donde pudiese desplegar su oficio, más allá de sus personajes humorísticos de gran efectividad en algunos programas televisivos pero que no le habían permitido mostrar hasta el momento una faceta diferente como la que puede presentarnos, gracias a su personaje en “LA CHANCHA”.

Gabriel Goity llena de enigma a ese personaje oscuro que también intenta escapar, de una manera diferente, a un pasado que también lo presiona. Sus silencios y sus miradas aportan la negrura necesaria, logrando junto a Meloni una escena perfecta para el clímax de la historia.

Pero lo más atractivo dentro del excelente elenco, es el trabajo de Esteban Meloni. Actor que ya ha demostrado su versatilidad en trabajos teatrales tan diferentes como “El principio de Arquímedes” u “Olvidémonos de ser turistas” ambas de Josep María Miró, la impactante “Miedo” junto a Diego Velázquez y con dirección de Ana Frenkel o su participación en propuestas más comerciales como “Todas las Rayuelas” o “Los elegidos”. Frente a la conducción segura de Verdoia (con quien ya había trabajado en “La vida después”), Meloni aprovecha  la oportunidad de lucirse con un gran protagónico en donde atraviesa diversas emociones, mostrándose siempre seguro y atravesando momentos difíciles, sin desbordes.

En medio del paisaje de las sierras cordobesas, el famoso camino de las cien curvas se transforma en la parábola perfecta de los giros que puede dar nuestra vida y “LA CHANCHA” nos despide con una potente imagen final que habla de sanar nuestro niño interior y, finalmente, escapar de nuestro propio laberinto.

POR QUE SI:

» Maneja perfectamente ese clima de tensión creciente entre los protagonistas, sin develar claramente, al mismo tiempo,  lo que puntualmente ha sucedido»

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