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Por Luis Kramer

Estructurada en tres temporadas de 10 capítulos cada una, y habiendo sido anunciada ya una cuarta temporada en desarrollo, esta creación de Bill Dubuque, focaliza en la historia de un matrimonio con dos hijos.

Los Byrde, deben escapar de Chicago a un resort de verano en Ozarks del estado de Misuri, como única posibilidad de salvar sus vidas en grave riesgo, luego de que el Cartel Mexicano le concediera a Marty (Jason Bateman) esta única posibilidad, con el fin de recuperar el dinero que su socio le birló a la organización.

Es así que Byrde, junto a su familia se instala en este nuevo destino y comienza a lavar dinero para Navarro, jefe del Cartel. Las vidas de este grupo familiar comienzan a abrirse a nuevas y atractivas perspectivas de interacción con lugareños, con conflictos crecientes en la puja por el poder y la permanente persecución del FBI a la pesca de poder demostrar de manera fehaciente la comisión de este ilícito.

Cada temporada en este caso, ha logrado un incremento de calidad en materia de guión como también en el delineado de los personajes principales, que lejos de caer en reiteraciones, logra una interesante progresión en el delineado de sus comportamientos y motivaciones.

Las actuaciones son sumamente virtuosas, destacándose la pareja principal con Jason Bateman, también director de algunos episodios, y Laura Linney, oscilando del encanto luminoso a su oscuridad más pronunciada y del uniforme reparto se destaca Julia Garner, ganadora del Emmy por esta interpretación, quien dota a su Ruth de iguales dosis de ternura, lealtad, vulnerabilidad y dureza.

El final de la tercera temporada ha demostrado que hay historia para rato, y la alianza de los Byrde con el Cartel parece consolidarse cada vez más, prometiendo nuevas y contundentes historias.

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